domingo, 12 de enero de 2014

VIOLENCIA SUTIL

 (05-01-2014).
VIOLENCIA SUTIL.
Por: Julio Morales Quiñones.

Pasó la Noche de Paz, otro año se fue, el nuevo llegó y casi a mitad de la 2ª década del nuevo milenio, la actualidad se apega más que nunca a lo que en 2003 escribió Nelson Mandela en su prólogo al Informe Mundial de violencia y salud: El siglo XXI se recordará por la violencia que nos abruma con su legado de destrucción masiva de terror infringido a escala jamás vista en la historia de la humanidad. Menos visible y más difundido, el legado del sufrimiento individual y cotidiano; el dolor de Niños maltratados por sus protectores; de Mujeres heridas, humilladas por parejas violentas; de Ancianos maltratados por sus cuidadores, Jóvenes intimidados por otros; personas de todas edades que utilizan la violencia contra los y las diferentes. En ellos se inscriben quienes quieren imponer su creencia de que una autoridad buena o mala, es intocable. Su devoto y enfermizo fanatismo confunde Paz con pasividad, tolerancia con sometimiento y comprensión con complicidad.

En junio de 2007 la Asamblea General de la ONU en su Sexagésimo Primer Período de Sesiones, con motivo del aniversario del natalicio de Mahatma Gandhi, líder del movimiento independentista Hindú, pionero de la filosofía y estrategia de la no violencia, a manera de reforzar actos precedentes en la Declaración y Programas de Acción sobre una Cultura de paz (1999), aprobó la Resolución 61/271, mediante la cual estableció el 2 de octubre como “Día Internacional de la No Violencia”, cuyo propósito es reafirmar “la relevancia universal de este principio y el deseo de afianzar la cultura de la paz, tolerancia, comprensión y no violencia”. Resolución tan relevante, pretendió que los estados desarrollaran acciones para reforzar el reconocimiento de que la violencia atenta contra la dignidad y derechos fundamentales del Ser humano, para tratar de revertir la situación actual. México ignoró las recomendaciones para erradicar la violencia característica del siglo XX y hoy seguimos inmersos en ella, incluso en el siglo XXI la violencia por racismo e ideología se sumó a la de la guerra contra el crimen organizado, constituida en la peor amenaza a la paz social, dado que la estabilidad emocional de las personas se rige base al buen o mal manejo de los asuntos más preocupantes.

Bajo el contexto actual, se entiende que en esta época haya personas enojadas, apáticas y tristes, con las festividades. Se les altera el apetito en uno u otro sentido, les afecta la ausencia de familiares, su situación económica, por no dar o no recibir regalos. Según la 3ª encuesta nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública del INEGI, la mayor preocupación del sector más afectado -Jóvenes de 18 años y más- son la inseguridad, el desempleo, el aumento de precios y la pobreza. Para 6 de cada 10 personas la inseguridad es problema apremiante; en Nuevo León 74%, Coahuila 70%, Edo México 69.2% y 18 estados más; en Puebla, Tlaxcala, Michoacán, Hidalgo, Nayarit, Tabasco, Yucatán, Zacatecas y Aguascalientes les aflige el desempleo y la pobreza campea en Chiapas y Oaxaca; estas preocupaciones llevan a depresiones y suicidios, que aumentaron al 275% en las últimas 4 décadas; actualmente alcanzan los 5mil consumados y 150 intentos fallidos.

La depresión Navideña se previene -dicen y suena lógico- teniendo un estilo de vida sana; ocupación fija -trabajo, estudio- ejercicio físico, convivencia familiar y social. Manejar días festivos sin sacrificio económico obligatorio; no esperar que diciembre nos resuelva la vida, ni que alcancemos la armonía al 100%; permanente unidad en el trabajo, con la pareja y la familia; propósitos difíciles de lograr dado el contexto actual y reformas que alteran el ánimo más estable, que encarecerán el consumo familiar al 4.1% anual por nuevos impuestos a los alimentos de alto contenido calórico, bebidas azucaradas -refrescos- comida para mascotas y el imparable aumento masivo a la canasta básica, además del impacto al bolsillo familiar con los recientes cambios fiscales; con inflación calculada al 8%, más del doble del aumento al mínimo -3.9%- lejísimos de lo justo; eso es violencia sutil.



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