martes, 16 de septiembre de 2014

La profesionalización de lo político

El Señor SOLÉ TURA: […] Creo que es necesario subrayar el hecho de que hemos aprobado hoy no sólo este artículo [el art. 8 de la CE, sobre las Fuerzas Armadas], sino también un artículo que habla de la constitucionalización de los partidos políticos y otro que recoge también el principio de la libertad sindical y de organización profesional. 

[…] Durante muchos años se nos ha intentado presentar que Fuerzas Armadas significaba contraposición radical a los partidos políticos o viceversa. Creo que hoy hemos sentado las bases para demostrar que eso es falso. Que son no sólo compatibles, sino necesariamente compatibles […]. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, nº 67 de 1978, p. 2380

Por eso me interesa comenzar esta breve reflexión sobre “la profesionalización de lo político” desmenuzando el discurso del enemigo, ya que probablemente eso nos permitirá identificar mejor el problema. Como muestra, un botón reciente: el artículo de opinión Puertas giratorias, firmado por  Aguirre o la Cólera de Dior[2]. En dicho texto, la que fuera Condesa de Murillo[3] hace gala del desparpajo madrileño (léase de la falta de filtro) que le es característico:  

El argumento de Huntington en defensa del control civil objetivo revela más de lo que puede parecer. Muestra, en último término, que el control civil subjetivo no es capaz de garantizar la obediencia del ejército al Estado, que el ejército nacional es, en suma, un ejército que sólo funciona de forma apropiada cuando lo guían unas ciertas convicciones, cuando se fundamenta en una homogeneidad ideológica que el Estado no puede garantizar.  

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