miércoles, 24 de agosto de 2016

La Jornada: El fondo de la cuestión

Fundamentalismos religiosos e ideológicos, ubicados habitualmente a la derecha del espectro político, han estado exigiendo menor intervención del gobierno en la educación, en lo que por lo general se considera privatización de la educación y caracteriza la ‘reforma educativa’ actual en el mundo entero.
Hay aquí un equívoco. En todas partes ha habido y hay un sistema privado de educación, con fondos privados, que atiende en general a sectores más o menos acomodados de la población; una parte de ese sistema es atendida por órdenes religiosas. Hay siempre tensión entre ella y las normas generales dictadas por los gobiernos. Un componente privatizador de lareforma sería ampliar la autonomía de ese sistema privado, haciéndolo aún más excluyente, y además destinarle recursos públicos. La privatización del sistema carcelario implica que corporaciones privadas construyen las cárceles, las administran y convierten a los prisioneros en trabajadores semiesclavos al servicio del capital. Se querría hacer lo mismo con el sistema escolar. Es preciso resistir esa orientación, presente en la reformamexicana, que además intenta extender al sistema público de educación la orientación y prácticas del sistema privado.
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